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Tres mil normas en un año de pandemia

Un año de pandemia

Leía, no sin sorprenderme, que desde el decreto del estado de alarma, en una docena de meses, nuestra burocracia, poderes y demás, desde la Moncloa hasta la mismísima Perejil, si le cupiera, nos han desparramado leyes, resoluciones, decretos, órdenes y demás ataduras, para evitar que la invasión se expanda, al menos, no por falta de papeles, legajos que algunos apuntan a certeros, otros a contradictorios, los de que tú que te has creído y los que ni cortan ni pegan.

Si en un estado de emergencia, los españoles necesitaban una unidad, claridad de mensajes e instrucciones, nosotros tenemos el factor multiplicador de nuestras autonomías que tienen vocación de –antinomia, de todo lo que le llegue de más arriba. Así que como don Quijote reflexionaba: -“Allá van reyes, do quieren reyes”, y nuestros taifas particulares cada cual tiene su tele.

Amén de la inseguridad jurídica que la prodigalidad jurídica de ocasión crea, la memoria de paquidermo que debiéramos tener para recordar tantas medidas, tan ineficaz mesura, predice que las leyes inservibles, cuestiona las de buena ley.

Empecé porque esta historia no me sorprende, ya que tuve la oportunidad de ver como brotaba la autonomía andaluza, cuando teníamos que prestar al consejero visitante un vehículo del ayuntamiento, para que despachara con sus nuevas competencias, sin parque, ni móvil. A la vuelta de los años, no sin pocas discusiones, mi municipalismo lo fueron despreciando, a tal punto que de organizar conciertos hasta la bola en nuestra plaza de toros durante varios ciclos, sin más papelerío que el leal saber y entender; ya como director de la primera bienal de flamenco de Málaga, organizar un recital de Paco de Lucía tenía más dificultades de aforo y seguridades que organizar una miurada. Cada cual se había salvado su trasero, con el parágrafo de turno, y solamente 4.000 personas permitieron en el concierto, en un espacio, dónde diez mil vociferan en el tendío sus olés, y muchos más repetían a coro las canciones que interpretaban sus ídolos.

Como el patio está tan revuelto, hasta el filósofo astro-Séneca, nos dará para curarnos en salud, una bañera llena de vacunas que los científicos del mismísimo Oxford no tienen dudas de su bondad, pero amén de tocar madera, AstraZeneca será tremendamente eficaz para aumentar nuestra cuenta corriente de decretazos, pongamos que tocamos a cien por estado autonómico, la Unión Europea y las prevenciones de don Simón ¡otro millardo o más, y cada cual con su toque de queda regional!

Curro Flores @curroflores1952

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