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Un gran libro de caballería municipal

Francisco Collado Campaña

Ha llegado con la prontitud del corcel más aguerrido, el libro: El liderazgo local en Andalucía durante la democracia (1979-2019), con una impagable dedicatoria de su afanoso y sapiente autor, Francisco Collado Campaña, al que tuve la oportunidad de asistir en sus desvelos laboriosos, de tener de primera mano las opiniones de sus protagonistas y, para nuestra desgracia  no poder estar con Pedro Aparicio, nuestro primer alcalde electo de la Málaga de 1979.

Seguro que si tuviera el libro entre sus manos, le llamaría el mejor libro de caballería, así solíamos llamar a todos los libros que nos llegaban sobre las cuitas corporativas y ciudadanas, cuando velábamos armas en nuestra demencia municipalista.

A fuer de flaquearme la memoria me he adentrado en sus páginas, con pasión quijotesca, y de allá para acá, he reconstruido las hazañas de aquellos primeros caballeros, con los que sentí cercanía y proyectos de las ciudades hermanas andaluzas que, por la devastadora presencia de la dictadura pasaron de edenes solariegos a solares con sombrajos de ladrillos mal avenidos. Ahí estaban, los amigos Jarita, Uru, Julio, Carlitos…, así llamaba a sus primeros colegas, Pedro: con ellos creó y presidió, la FEMP y la FAMP, ese agrupamiento de soñadores en las grandes esperanzas de los gobiernos locales democráticos.

Entre librajos para principiantes y, leguyerías en el arte del bastón de mando, lo cierto es que fue el baño de vecinos ansiosos y expectantes con el cambio municipal, lo que nos dio toda la sapiencia en el arte del buen gobierno que, ahora echamos en menester.

Con sus cuarteles y tropas, cada cual ensambló las peticiones enérgicas en las asambleas vecinales improvisadas que, con el tiempo se reglaron en modelos participativos y distritales. Se construyeron colegios por doquier, porque muchos niños recitaban sus lecciones en barracones. Se crearon bibliotecas, se remozaron los viejos teatros y, renacieron la cultura y las fiestas locales. Los servicios sociales adquirieron rigor y,  se superó la triste época del ciudadano humillante. Del ladrillo amontonado y dominante, se planeó el urbanismo con urbanidad.

Ya casi nadie recuerda aquella tropa de caballeros andantes trajeados sin mascarillas que, dejaron sus oficios y beneficios, para servir a su comunidad, en época de compromiso e ilusiones. Honrados a carta cabal y queridos por su labor, tiempo aquel.

Gracias joven autor, Francisco Collado, por poner ciencia y memoria, a un pasado que se me hace inolvidable y, que para el bien de la sociedad que vivimos, debiera servir de guía en el hacer asuntos públicos. Largas lecturas tenga tu libro, ya nuestro.

Curro Flores @curroflores1952

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